jueves, 4 de febrero de 2021

 Curación bendita

Relato

Presentado a Café Literautas, enero 2021


Hortensia no se sentía bien y se decidió a consultar al médico.  Llamó a pedir cita con el doctor Barbián y se la dieron para el jueves a las 4 p. m.  El doctor Fabián Barrera, muy acertado en su oficio, era un joven serio y respetable con barba poblada, larga y muy acicalada, que le ganó el apodo de Barbián.

–Doctor, me preocupan los vagidos que me están dando.

–Usted no es un bebé, señora.  Serán vahídos.

Después de indagarle al detalle sobre esos síntomas y de examinarla como es debido, el doctor descartó cualquier enfermedad grave, le ordenó exámenes  y le formuló algunas medicinas para mantenerla estable.

Pasados unos días, el tratamiento no le estaba haciendo efecto y su amiga Rosalba le recomendó ir a donde Ruperto, un curandero muy reconocido.  “Nadie ha salido defraudado”.  Ella no lo pensó mucho y fue a donde “el tipo ese”.  Lo primero que la asombró fue la ambientación de la sala: afiches de astros, imágenes de dioses hindúes, representaciones de tigres, tiburones… “esto parece un circo”.  El hombre era de una labia impresionante y su esotérico discurso la convenció.  Salió de allí con un paquete de hierbas y bebedizos y se aplicó a seguir estrictamente las indicaciones del hechicero.

 Cualquier noche, el esposo la vio tomando las infusiones y se enteró de su origen… “¡¿cómo se te ocurre ir a donde ese orate?!”  “Pues, sabrás que sus remedios me hacen mejor efecto que los del médico”.  Aunque todavía estaba haciéndose el tratamiento médico de día; todo lo del brujo era por la noche.

Una mañana le apareció un brote en la piel.  El médico le recomendó que nada de aquello con el marido y tomarse unas pastillas.  Pero también fue al curandero, quien prescribió un menjunje para untar y una noche de cama, bien amorosa, “porque se te nota por encima tu estupenda libido; esta tiene gran poder sanador”.

–¡¿Cómo?!  Yo no me presto para esas cosas.

–Lo harás con tu marido, por supuesto.

Se fue muy preocupada con la contradicción entre ambos, pero tres noches después se decidió y amaneció curada.  Estaba feliz y casualmente ese día le tocaba la revisión con Barbián.

–Mire doctor como estoy de bien.  Me sirvió su recomendación de cama con mi esposo.

–¡¿Qué??  Yo le dije todo lo contrario.  ¿Usted también consulta a ese engreído charlatán?  A mi esposa le recomendó lo mismo y me tiene agotado pidiéndome la dosis todas las noches.


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