domingo, 17 de diciembre de 2023

 Una navidad sentida


La pelirroja Ángela y el rubio Daniel han salido a caminar en esta noche de principios de diciembre tibia y luminosa, luz que viene más de las luces artificiales que de los astros pues la luna menguante ya poco aporta.  Se regocijan del buen clima; con todo lo que llovió ayer yo pensé que hoy no podríamos salir; yo también pero me ilusionó la idea de estar contigo esta noche y eso sirvió para que los elementos nos concedieran el permiso de salir; yo creo que lo concedieron porque los vencía la fuerza de nuestro amor; ay, no seas tan inocente, a este amor le falta todavía mucho pelo para moña.


Al pasar por frente a la despintada casa de la vecina bullosa, esta los invita a entrar a conocer su pesebre y ellos por no ofender ingresan sin mencionarle su poco afecto por esos muñecos que representan una historia ya superada.  No han empezado a mirar el primoroso paisaje en miniatura y ya les ponen en las manos un plato con manjares y un vaso de bebida, así que degustando y andando aprecian los personajes bíblicos cuatro veces más grandes que los camellos, las ovejas cuatro veces más grandes que las casitas, los automóviles en las calles de un Belén donde Jesucristo nace en pleno imperio romano.


Elogian por cortesía la cuidadosa disposición de las figuras, el fiel cuadro que configuran María, José, el niño, los reyes, pastores, mula y buey bajo una estrella radiante, el fresco musgo que cubre todo el terreno y el mural naif de fondo, para orgullo de la señora, su esposo y los hijos y son convidados a sentarse y tomar un traguito antes de que empiece el rezo de la novena; bueno, unito no más porque tenemos afán; cuál afán, ya pasaron las carreras del día de trabajo, estamos en diciembre.


Van satisfechos de haberse librado de rezar y al mismo tiempo cautivados por el hechizo del primitivo mundo que acaban de contemplar.  Pienso que esto nos ha regresado a nuestra niñez; y que nos ha llevado la mirada hacia las tradiciones, las más nuestras; también nos ha invitado a tener una nueva visión del mundo; y de nosotros mismos…

 

Los interrumpe una dulce y nítida música, levantan la mirada y ven encendido el árbol de navidad que estaba en construcción hasta la víspera, que tiene profusión de luces, figuras en movimiento y emisión de tonadas navideñas.  Se entretienen en el recorrido de la zona de iluminación navideña, cogidos de la mano, dándose un beso sí y otro también y comprando golosinas.


Ayer me decías que todo esto tiene puros objetivos comerciales pero hoy te veo embelesado, transportado; él calla y ambos siguen caminando por aquel sendero invadidos por una sensación de alegría y sintiendo un aire de renovación en el alma. Y esperanzados en que algo haga cambiar la cruda realidad de un medio en el que la maldad parece ganar ventaja.


  Una navidad sentida La pelirroja Ángela y el rubio Daniel han salido a caminar en esta noche de principios de diciembre tibia y luminosa, ...