Unas van por otras
Nada más verse Catina y Mufino quedaron flechados y empezaron un noviazgo antes de una semana; muy claro está que ninguno de los dos sufría de filofobia.
En uno de sus encuentros de novios en algún cafecito adornado y acogedor, escucharon a una mujer de la mesa vecina que se refocilaba hablando de su xantofobia, ay no, yo no sé por qué la bandera tiene amarillo y además es el más grande, yo le tengo pánico a ese color; y ¿por qué querida?; lo ignoro pero te cuento que la semana pasada que tenía una cita con Margueta salí despavorida cuando la vi llegar con un sombrero amarillo; ¿y no le podías pedir que se lo quitara y lo disimulara?; la vi venir desde lejos y no era capaz de quedarme ahí viendo no más que esa cosa amarilla se aproximaba, es algo que tengo muy adentro algo que va conmigo y nadie me lo quita. Mufino le comentó a su querida lo que a mí me inspira terror son los gatos no puedo ver a esos emisarios del demonio, de chico me orinaba en los pantalones y salía corriendo y todavía les huyo, eso se llama elurofobia; ah, ¿sí? cosa curiosa pero lo importante es que a mí no me tienes ningún miedo amorcito no tienes Catinofobia pero yo te voy a confesar que le tengo pánico al número 13.
Fueron pasando los meses y el amor crecía y tuvieron su primer encuentro íntimo y el segundo, tercero… y siempre en lugares de alquiler porque ella no lo invitaba a su apartamento, nunca se lo conoció. Mufino un día muy nervioso le propuso matrimonio en medio de flores y con un deslumbrante anillo y Catina aceptó encantada. La familia de la novia se puso en función de preparar una boda con misa solemne con inmensos arreglos florales con grupo musical con fotógrafo profesional con comida en club con fina champaña con exquisitas viandas con orquesta con baile y a fe que no les salió mal, disfrutaron a fondo la fiesta y los novios salieron en su viaje de luna de miel a las islas paradisíacas.
Al regreso se instalaron en el apartamento de ella como lo tenían convenido, sus hermanas se lo habían arreglado primoroso con flores y fragancias con toallería y tendido de cama nuevos. Ella perdió el aliento al encontrar tal sorpresa, él perdió el aliento al encontrarse frente a cuatro gatos que vivían con Catina. Sala de urgencias reanimación suero transfusión, encierro de los gatos en un cuarto promesas besos reconquista. Ella se hizo cargo de los animalitos, los sacaba de su prisión cuando él no estaba. Con el tiempo todo se relaja, nuevos tropiezos de Mufino con Micifú o Michín o Mambrú o Mirringa, nuevas peleas nuevas reconciliaciones y promesas…
Se llegó el aniversario de matrimonio, al desayuno él fingió que no lo recordaba y ella lo miraba y miraba no le dijo nada y se quedó estirando trompa. Por la tarde él se fue al criadero de doña Hortensia, le tenían muy bien encerrados en un guacal los nueve gatitos de un mes con apenas agujeros para respirar, la señora lo miraba con ternura no podía creer que se hubiera hecho cargo de todos los nueve ¡qué amor a los animales!; sí señora a mí me matan los gatos le prometo que van a estar muy bien cuidados y llegó a casa con la gran caja, abrazó a su mujer mientras le daba tremendo beso, sacó la caja del carro y le entregó ¡para que disfrutes de tu triscaidecafobia!