lunes, 17 de marzo de 2025

Unas van por otras

Nada más verse Catina y Mufino quedaron flechados y empezaron un noviazgo antes de una semana; muy claro está que ninguno de los dos sufría de filofobia.


En uno de sus encuentros de novios en algún cafecito adornado y acogedor, escucharon a una mujer de la mesa vecina que se refocilaba hablando de su xantofobia, ay no, yo no sé por qué la bandera tiene amarillo y además es el más grande, yo le tengo pánico a ese color; y ¿por qué querida?; lo ignoro pero te cuento que la semana pasada que tenía una cita con Margueta salí despavorida cuando la vi llegar con un sombrero amarillo; ¿y no le podías pedir que se lo quitara y lo disimulara?; la vi venir desde lejos y no era capaz de quedarme ahí viendo no más que esa cosa amarilla se aproximaba, es algo que tengo muy adentro algo que va conmigo y nadie me lo quita.  Mufino le comentó a su querida lo que a mí me inspira terror son los gatos no puedo ver a esos emisarios del demonio, de chico me orinaba en los pantalones y salía corriendo y todavía les huyo, eso se llama elurofobia; ah, ¿sí? cosa curiosa pero lo importante es que a mí no me tienes ningún miedo amorcito no tienes Catinofobia pero yo te voy a confesar que le tengo pánico al número 13.


Fueron pasando los meses y el amor crecía y tuvieron su primer encuentro íntimo y el segundo, tercero… y siempre en lugares de alquiler porque ella no lo invitaba a su apartamento, nunca se lo conoció.  Mufino un día muy nervioso le propuso matrimonio en medio de flores y con un deslumbrante anillo y Catina aceptó encantada. La familia de la novia se puso en función de preparar una boda con misa solemne con inmensos arreglos florales con grupo musical con fotógrafo profesional con comida en club con fina champaña con exquisitas viandas con orquesta con baile y a fe que no les salió mal, disfrutaron a fondo la fiesta y los novios salieron en su viaje de luna de miel a las islas paradisíacas.


Al regreso se instalaron en el apartamento de ella como lo tenían convenido, sus hermanas se lo habían arreglado primoroso con flores y fragancias con toallería y tendido de cama nuevos.  Ella perdió el aliento al encontrar tal sorpresa, él perdió el aliento al encontrarse frente a cuatro gatos que vivían con Catina.  Sala de urgencias reanimación suero transfusión, encierro de los gatos en un cuarto promesas besos reconquista.  Ella se hizo cargo de los animalitos, los sacaba de su prisión cuando él no estaba.  Con el tiempo todo se relaja, nuevos tropiezos de Mufino con Micifú o Michín o Mambrú o Mirringa, nuevas peleas nuevas reconciliaciones y promesas…


Se llegó el aniversario de matrimonio, al desayuno él fingió que no lo recordaba y ella lo miraba y miraba no le dijo nada y se quedó estirando trompa.  Por la tarde él se fue al criadero de doña Hortensia, le tenían muy bien encerrados en un guacal los nueve gatitos de un mes con apenas agujeros para respirar, la señora lo miraba con ternura no podía creer que se hubiera hecho cargo de todos los nueve ¡qué amor a los animales!; sí señora a mí me matan los gatos le prometo que van a estar muy bien cuidados y llegó a casa con la gran caja, abrazó a su mujer mientras le daba tremendo beso, sacó la caja del carro y le entregó ¡para que disfrutes de tu triscaidecafobia!


LOS OJOS DE FUEGO DEL MONSTRUO

De chico, temía entrar en el subterráneo de la casona en que vivíamos por oscuro y frío.  Imaginaba que solo algo malo podía estar ocupando ese espacio. Relatos sobre hechos escalofriantes en mazmorras de viejos castillos contribuían a aumentar mi temor.  Me movía, en cambio, por las calles aledañas jugando con los vecinitos, ahuyentando pájaros que llegaban a beber en una fuente o a posarse en las ramas de los árboles, haciendo bromas con mi mejor amigo a una vecinita medrosa que salía a jugar con sus muñecas.


A mis doce años, los comentarios morbosos de dos o tres camaradas algo mayores que yo comenzaron a despertarme la malicia y a reorientar mis ojos hacia las chicas a quienes ellos lanzaban piropos y me empezó a gustar Susanita de mi misma edad.  El día que vi pasar a esta niña con una hermana que no le conocía, llamada Cielo, sentí que una electricidad

recorría mi cuerpo originada en sus sensuales curvas, sus brillantes ojos verdes, su nariz respingona y, sobre todo, su pomposo y enhiesto trasero y sus turgentes tetas ya muy bien desarrolladas a sus dieciséis años. En el cuarto de baño, en donde ya algunas veces me había quedado embelesado con el recuerdo de Susanita, me refugié a explorarme en solitario la

perturbadora sensación que tenía ahí abajo desde que vi a Cielo.  Algo me movió a llevar la mano allí y al minuto se me creció lo que me estaba tocando y se llenó de un aceite transparente que me causó gran turbación. No tuve tiempo de más, porque mi madre me llamaba desde fuera ¿por qué llevas tanto rato en el baño? ¿qué es lo que haces muchacho? y tuve que salir con cara de culpa.


Un rato después, me apremiaba de nuevo el morbo y me decidí a bajar al sótano a tratar de retomar lo interrumpido, seguro de que algo mejor había quedado faltando. A la entrada de la oscura mazmorra, vacilaba, los viejos temores me asaltaban, pero el ganoso impulso me empujaba hacia adelante, hasta que por fin avancé, me quedo por acá no voy muy adentro

aquí nadie me verá… Así fue como llegué, en medio de un hondo entusiasmo, de un agite violento, de unos suspiros acelerados, a la primera de las mucha emisiones que tendría en mi larga vida.


Pronto vi a Cielo por segunda vez, ahora forrada en un jean excitante, y no tuve más remedio que buscar de nuevo la amenaza de la alcahueta oscuridad.  Estaba en mi exquisito agite cuando escuché uuuuuhhh uuuuuhhh desde lo profundo de las tinieblas; solté lo que tenía entre manos y con los pelos de punta dirigí mis ojos al frente, pude ver dos ojos encendidos y salí en veloz carrera, apenas subiéndome los pantalones como pude.  Le conté del hallazgo a mi mejor amigo, obvio que sin narrarle nada de lo erótico, me acompañó la tarde siguiente a hacer una pesquisa y quedamos congelados con el uuuuuhhh uuuuuhhh del monstruo de los ojos de fuego.  Le hice jurar que no le contaría a nadie de la aventura y me juré a mi mismo no volver jamás al sótano, pero tres días después me acometieron de nuevo esas ansias locas, superé el miedo y me fui a buscar la placidez del sótano, con una linterna para iluminar al monstruo si se presentare porque había escuchado que los espantos de la oscuridad huían si se les arrojaba un chorro de luz.  No bien terminé mi

operación que tanto disfruté, mientras limpiaba lo necesario, uuuuuhhh uuuuuhhh uuuuuhhh.  Lleno de valor, lo enfrenté con la linterna y aparecieron mi hermano mayor y su amigo Felipe aspirando sendos porros de marihuana.


Compraron mi silencio muy fácil: me amenazaron con contar mis aventuritas de la oscuridad a mi madre, pero además me ingresaron a sus ceremonias canabináceas con las que descubrí otra naturaleza de placeres, nada incompatibles con los de mi soledad.


sábado, 22 de febrero de 2025

Orden en la biblioteca

Cuando se cansó de hacerlo con personas que se le prestaban para desarrollar su arte frente a algún público, el hipnotizador decidió irse a una biblioteca donde podría escoger algunos entre todos esos silenciosos y quietos e inducirlos a aquel estado en que depondrían su voluntad y ejecutarían sus órdenes.

Puso a uno a dar vueltas por el recinto arrebatando los libros a quienes leían, puso a otra a gatear por la sala y a otra a cantar a voz en cuello ante un sorprendido auditorio.  Cuando el director bajó de su torreón a exigirle volver todo al orden, le dijo he regresado a varias personas al orden, ¿quiere que haga lo mismo con todos los demás?  Solo dígale a esa que deje de cantar, al otro que no arrebate más libros...  Querido director, esos son los que están en el orden de sus deseos más profundos, yo los he sacado del desorden.

domingo, 29 de diciembre de 2024

 Qué día tan cálido

Hoy, día fresco, me encontré esto que me había salido en uno de esos días calientes de hace unos meses...


Qué día tan cálido.  Muy, muy caliente.  Y muy brillante, esplendoroso.  El sol reina en todo el firmamento.  Ningún lucero osará aparecer.  El azul se derrama en derredor, hasta los bordes de todas las montañas.  Parece que fuera a durar eternamente.  No da señales de cambiar.  Las aves lo aceptan así y vuelan con majestad.  El viento se toma su libertad, va y viene.  El follaje tiene todos los verdes y las flores ostentan miles de colores.  Los frutos se muestran tentadores, pregonan su dulzor, imploran por la recolección.  El polvo del camino salta de alegría y nos deja testimonios.  Los cristales muestran su brillo y transparencia, también sus manchas, sus desperfectos no pueden ser disimulados.  Cerca de las fuentes húmedas, el aire se destransparenta en patrones titilantes.  Los seres vivos están apabullados, se mueven con dificultad, suspiran por el agua, solo su espíritu sabe admirar la belleza de este día.

Ahora caen unas diminutas gotas, espaciadas y tibias, como temerosas de estropear el cuadro, de dañar las intenciones del clima.


Eso de escribir


Como la perfección nunca se alcanza, se puede tomar la pluma con confianza.


No quise hacer una rima con ello, pero sí mostrar que vale la pena ponerse a escribir sin temores.  Todos los errores que cometamos son criticables y corregibles, pero que nadie nos indique cómo escribir.  Me pudieron enseñar a caminar, pero después yo adopté mi propio caminado.  Me enseñaron a dibujar en la primaria, pero después descubrí que soy negado para el dibujo.  No me enseñaron a cantar ni a escribir literatura y después encontré que no tenía la más mínima habilidad para el canto y sí alguna facilidad para escribir.


Arranqué a escribir cuentos, muy tarde en la vida, pero arranqué.  Los publico en mi blog y nadie me hace comentarios.  Los he mostrado a algunos y no me han prestado atención; me han elogiado, tal vez, un par de ellos.  En el cuento se encuentra la mejor oportunidad para crear, porque es simple, porque no tiene que ser largo, porque lo abarcamos entero, por lo regular, desde un principio y, sobre todo, porque vemos que vamos a poder hacer algo completo y arrancamos con confianza.


El que escribe, aunque sea unos cuentos, unas reflexiones o unos versos, está continuando la tarea de Prometeo, aunque tiene que saber que se arriesga a recibir un castigo equivalente.


La novela intimida, por causa de muchos principios, válidos o no, pero universalmente aceptados: tiene que ser larga, tiene que ser compleja, tiene que tener nudos, hay que darle un apropiado desenlace, no se pueden cometer inconsistencias en los personajes, en las situaciones… La decisión de empezar a escribir una novela sí es un “alea jacta est” y la garantía de futuros dolores de cabeza.


viernes, 13 de diciembre de 2024

NAVIDAD CON LUCES Y SOMBRAS


Él iba andando por la calle iluminada con colores y esplendor.

Su alma solía sublimarse siempre en esta época y él quería revivir aquello este año, había ornado su aposento con luces y colores y había estado comprando algunos regalos para sus más allegados.

Le intrigaba por qué lo cubría una sombra al pasar bajo arcos luminosos y árboles llenos de bombillitos.  Una niña que cruzó su camino lo llevó a recordar a la suya, ahora madura y lejana…

Lejana en el globo y ya también lejana del corazón, por decisión de ella, no de él.  Su niña mimada de hace años, con la que había vivido muchos momentos felices, ahora se había empeñado en rechazarle invitaciones y reclamarle por hechos ya viejos, que se suponían superados.  Los traía a cuento por causa de algún recuerdo que la asaltó en sueños y que acogió como a un amigo, pero un amigo de esos que aconsejan mal, de esos que quieren sembrar la discordia.

Lo distrajeron los cantos de un grupo musical que venía en romería y se embelesó por unos minutos en reminiscencias de todas sus edades.  Volvió a ver las velitas encendidas y los chorros de diminutas estrellas que salían de unas varas encendidas que sus hijos agitaban con las manitas, volvió a ver los manjares navideños en la mesa y los chicos devorándolos con avidez, volvió a ver la mirada extraña de una madre que luego los abandonaría, mirada que en un futuro quedaría reflejada en los requiebros  de una hija crecida.

Caminó un poco más por la vía embargado en esos pensamientos y cuando cruzó un puente sin luces, un espacio oscuro en medio de toda la fantasía luminosa, alzó la vista al cielo despejado y se quedó arrobado mirando el intenso brillo del planeta amarilloso que por esos días estaba en su máxima cercanía al Sol, recobró optimismo, pensó que nada estaba perdido todavía y siguió su camino con mirada clara y corazón latiendo al son del espíritu navideño.

viernes, 31 de mayo de 2024

 APAGÓN

¡Ahhh! se escuchó por todas partes.  Las mamás corrieron a buscar velas y fósforos, los papás pronunciaban las jaculatorias más obscenas que conocían.  A los múltiples timbrazos telefónicos las encargadas respondían que era un imprevisto, que se estaba investigando la causa, que pronto habría solución.

Tres horas después ¡ahhh! dijeron con desconsuelo el par de chicos que con el resplandor artificial perdieron la cuenta de estrellas que llevaban en ese cielo esplendoroso al que nadie más había prestado atención.


Unas van por otras Nada más verse Catina y Mufino quedaron flechados y empezaron un noviazgo  antes de una semana; muy claro está que ningun...