lunes, 14 de octubre de 2019

TRIÁNGULO DE CUATRO LADOS
Relato


Claudio José y Miryam Brigitte esperan a Carlos Enrique, primo de aquel, que viene de la costa y no conoce nada del interior.  Los esposos, entusiasmados con la visita, arriendan un vehículo para tener buena facilidad de movimiento en los paseos que harán con el primo.  Han vendido su carro días antes y todavía no han concretado nueva compra.  De venida del aeropuerto, este muestra admiración por el paisaje agreste y montañoso, novedoso para él.

La primera salida del programa es a la región lechera, montañosa; no tan agreste, pero de paisajes de encanto.  Los verdes y tersos pastos y el hermoso ganado fascinan a Carlos Enrique y, para las fotos, siempre prefiere estar con ella, abrazándola, disculpándose en el frío propio de la zona.  Cuando ingresan a un pequeño negocio a tomar leche caliente con dulces autóctonos, también se le pega a Miryam Brigitte tiritando (simulando tiritar) de frío.

La segunda salida es a una ciudad histórica, la más antigua de la región, situada en un cañón caluroso.  Las horas de sol más fuerte las pasan en una piscina; el primo se deshace en expresiones de admiración por Miryam Brigitte cuando la ve salir con su sensual bikini y no pierde oportunidad para estar muy pegadito a ella.  Se “disculpa” con el primo alegando que es cariño “familiar”.

El día siguiente se celebra una fiesta importante y ellos se van a gozarla  en un club de la ciudad.  A Claudio lo embriagan muy pronto los tragos y Carlos Enrique aprovecha para bailar a su gusto con la “prima”. Claudio amanece con fortísima resaca y el dolor de cabeza no lo deja mover.  Ellos le dan una droga fuerte, lo dejan al oscuro con una bolsa de hielo y salen a “dar una vuelta, para que descanse con plena paz”.  Él se compone al medio día; los espera, pero al fin tiene que almorzar solo; llegan a las 5 de la tarde muy alegres; dicen que lo están al verlo recuperado y tan animado.  Él está realmente desanimado, por el comportamiento de su mujer.  Carlos Enrique está gozoso del triángulo que ha logrado formar.

Ahora el programa es pasar tres días en un hotel vacacional reservado con anticipación.  La primera noche allí, Carlos Enrique encuentra a una antigua amiga, Carolina, está muy efusivo con ella y le dedica un largo rato.  Miryam Brigitte se comporta extrañamente al día siguiente y Carlos Enrique no sabe qué hacer para contentarla.  En fin, para la tarde hay una propuesta de excursión organizada por el hotel, pero Claudio José quiere quedarse descansando, porque nadaron intensamente por la mañana en la piscina del lugar, y les sugiere que se vayan ellos dos.  Miryam Brigitte no disimula su satisfacción; Carlos Enrique sí disimula, pero se le nota que está disimulando.  Regresan muy animados a la hora de la comida y ahora ella se manifiesta muy amorosa con su esposo.

El día del regreso a la ciudad, los tres van silenciosos, digamos que cansados.  En casa, se van a la cama temprano.  Miryam Brigitte sigue con sus retozos para ganarse a Claudio José y este cae.  El día después, de recorrido por la ciudad, el primo está muy a gusto con los sitios interesantes que le muestran; con la comida típica en el restaurante; compra recordatorios para llevar; Miryam Brigitte se perturba con un bello juego de collar y pulsera que él adquiere para su novia.  Saliendo de estas compras, se encuentran (¿casualmente?) con la amiga de Carlos Enrique, quien se pone muy melosa con él, durante la andanza de todos juntos.  En un disimulo, esta mujer alerta a Claudio sobre la cercanía entre los otros dos.  Andan el resto del día con ella y Miryam Brigitte se muestra sombría.

Por la noche, esta se pone nuevamente muy amorosa con su esposo y a él se le disipan las dudas sembradas por la otra.  Entre tanto, Carlos Enrique sale a encontrarse con Carolina, andan un buen rato por lugares de esparcimiento y la trae a media noche a su habitación, sin que sus primos se enteren.  Apenas saliendo el sol, se apura a acompañarla hasta su hospedaje, antes de que los primos despierten.

El último día viajan a un pueblo turístico.  Volteando allí, se presenta una falla en el automóvil.  Claudio debe quedarse en el taller esperando autorización de la agencia y supervisando el trabajo.  Los otros dos no disimulan el aburrimiento y él los manda a recorrer el pueblo, muy contra su propia voluntad.  Al rato, sale a tomar un refresco y se sorprende al encontrar allí a Carolina, la amiga de Carlos Enrique.  Manda al carajo la supervisión del vehículo y se van a un  bar.  Se enteran de que el segundo piso está en servicio para encuentros amorosos, la muchacha se lo insinúa con insistencia y terminan yéndose allí.  Pasan un rato muy exquisito, en el que Claudio siente un gusto morboso por la venganza que está tomando; salen abrazados pero, nada más salir, entran Miryam Brigitte y Carlos Enrique; por poco, no se vieron ambas parejas.  Claudio lleva a Carolina a un “encuentro que tiene con amigos” y va a esperar a la otra parejita en el taller.

El regreso es tensionante.  Claudio José no le habla a Miryam Brigitte, que va adelante con él; Carlos Enrique va más silencioso que una tumba; ella igual, pero intenta disimular acariciándole a Claudio el brazo derecho; este no se deja.  Toda la noche, él tiene sentimientos encontrados: se refocila en el dulce encuentro de la tarde y considera que ha sido sido buena compensación por las jugadas de Miryam Brigitte; pero también piensa en los buenos años que ha pasado con esta y alberga la esperanza de que, ausentado el intruso, todo vuelva a su curso normal.

En el acompañamiento a Carlos Enrique al aeropuerto, les toca una larga espera, mas el primo les pide que se queden hasta que lo llamen a sala.  Claudio José entra al baño al tiempo que Miryam Brigitte entra al suyo.  Esta encuentra allí a Carolina; donde coinciden dos mujeres hay conversación; Carolina, morbosamente, vuelve a sembrar dudas en la pareja, insinuándole a Miryam que si se hubiera encontrado a Claudio la tarde del taller, se habría llevado directo al hotel a ese “papazote”, dicho en unos términos que le darían a entender que ese encuentro sí se realizó.  Para sacarse la espina, Miryam Brigitte le relata todas las que ha hecho con el Carlos Enrique y sale aliviada del lugar; lo que no sabe es que, por razones arquitectónicas más el alto tono de voz de ambas, Claudio escuchó todo el diálogo desde el otro lado de la pared de separación de los baños.

Y así se cierra el triángulo de cuatro lados.

1 comentario:

  1. Hola! Como estas? Mi nombre es Carla Daniela, del taller de literautas. Con KMarce estamos intentando retomar el curso, si te interesa, podras enviarme un mail de contacto a mi casilla? avila.carlad@gmail.com
    Te esperamos con muchas ansias!! Un saludo!

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