lunes, 27 de julio de 2015

Algunos pasajes llamativos del cautivante relato “Tristán” de Thomas Mann, que se desarrolla en un sanatorio de los Alpes que él llamó “Einfried”, donde se hospedan Spinell, un excéntrico aspirante a escritor, y Frau Klöterjahn, una mujer aquejada de algún mal de las vías respiratorias, y entre quienes surge una especie de extraña relación, que es romance y no lo es.

Sobre los enfermos del sanatorio dice Mann:
...alle diese Individuen, die, zu schwach, sich selbst Gesetze zu geben und sie zu halten, ihm ihr Vermögen ausliefern, um sich von seiner Strenge stützen lassen zu dürfen.
...aquellos individuos que, incapaces de darse leyes y atenerse a ellas, le entregan sus haberes (al médico propietario) para conseguir su segura protección.

Una curiosa contradicción de Spinell, cuando le comentan sobre sus tempranas caminatas:
Da gibt es nun kleine Linderungsmittel, ohne die man es einfach nicht aushielte. Eine gewisse Artigkeit und hygienische Strenge der Lebesführung zum Beispiel ist manchen von uns Bedürfnis. Früh aufstehen, grausam früh, ein kaltes Bad und ein Spaziergang hinaus in den Schnee... Das macht, daß wir vielleicht eine Stunde lang ein wenig zufrieden mit uns sind. Gäbe ich mich, wie ich bin, so würde ich bis in den Nachmittag hinein im Bette liegen, glauben Sie mir. Wenn ich früh aufstehe, so ist das eigentlich Heuchelei.
Pero hay algunos paliativos, sin los cuales no soportaríamos fácilmente. Una cierta amabilidad y rigor higiénico en la conducción de la vida es, por ejemplo, una necesidad para algunos de nosotros. Levantarse temprano, cruelmente temprano, un baño helado y una caminada por la nieve... Eso quizá logra que estemos un poco autosatisfechos al menos por una hora. Si me comportara como soy, me quedaría en cama hasta el medio día, créanme. Si me levanto temprano es por pura gazmoñería.

Diálogo sobre el encanto que le producía a Spinell una linda mujer, que realmente era Frau Klöterjahn, a quien le estaba hablando:
“Heute, auf meinem Morgenspaziergang, habe ich eine schöne Frau gesehen... Gott, sie war schön!”, sagte er, legte den Kopf auf die Seite uns sprizte die Hände.“Wirklich, Herr Spinell? Beschreiben Sie sie mir doch!”“Nein, das kann ich nicht. Oder ich würde Ihnen doch ein unrichtiges Bild von ihr geben. Ich habe die Dame im Vorübergehen nur mit einem halben Blick gestreift, ich habe sie in Wirklichkeit nicht gesehen. Aber der verwischte Schatten von ihr, den ich empfing, hat genügt, meine phantasie anzuregen und mich ein Bild mit vornehmen lassen, das schön ist... Gott, es ist schön!”
Hoy, en mi caminada matinal, he visto una bella mujer... Dios mío, hermosa era!, dijo, ladeó la cabeza y estiró las manos.Verdad, Señor Spinell? Me la describe?No, no puedo. Le daría una descripción equivocada. La vi fugazmente al pasar, realmente no la vi. Pero ha bastado con el difuso espectro que de ella capté, para excitar mi fantasía y formarme una imagen muy bella... Por Dios, muy bella!

Mann nos insinúa una entrega amorosa entre ambos protagonistas, pero nos deja en la duda sobre si es real o imaginaria, al presentarla en un paralelo con una interpretación al piano de Tristán e Isolda:
Schon hatte die Nacht ihr Schweigen durch Hain und Haus gegossen, und kein flehendes Mahnen vermochte dem Walten der Sehnsucht mehr Einhalt zu tun. Das heilige Geheimnis vollendete sich. Die Leuchte erlosch, mit einer seltsamen, plötzlich gedeckten Klangfarbe senkte das Todesmotiv sich herab, und in jagender Ungeduld ließ die Sehnsucht ihren weißen Schleier dem Geliebten entgegenflattern, der ihr mit ausgebreiteten Armen durchs Dunkel nahte.

La noche ya había derramado su silencio por doquier y nada podría restarle ímpetu a las ansias. El sagrado misterio se consumó. La lumbrera se extinguió y con una extraña y repentinamente encubierta tonalidad se apagó la tonada de muerte y, con feroz impaciencia, el deseo envolvió al amado en sus blancas alas y lo lanzó de brazos abiertos hacia ella en la oscuridad.


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