EL MAGO FRUSTRADO
Relato corto enviado el 6 de mayo de 2018 a “La aventura de
escribir”
Nilrem, el mago más temido y más venerado de todo el
reino, estaba en una encrucijada, pues había extraviado el
libro de los conjuros, no lo encontraba después de
remover toda su guarida y había olvidado precisamente el
conjuro para hacer aparecer las cosas perdidas. De nada
le valió rezarle mucho a San Antonio. La varita mágica se
le había convertido en escoba, porque en su ofuscación
confundió el conjuro de hallazgo de objetos con el de
transubstanciación. Menos mal, todavía tenía una utilidad
esta (ahora larga) vara: la teleportación; sí, al agitarla con
ambas manos, manteniendo las cerdas que le nacieron
en un extremo en contacto con el piso, asombrosamente
trasladaba más adelante todos los residuos caídos allí y,
si se continuaba la labor pacientemente, se podían reunir
todos en un mismo sitio para recogerlos. El aprendiz que
lo acompañaba estaba defraudado porque el mago no
tenía un conjuro para convertir esa escoba en un sirviente
que trajera el agua desde el pozo y le tocaba esa ingrata
tarea que le tomaba horas y no le dejaba tiempo para irse
a buscar a un príncipe que pareciera un gemelo suyo y
cambiarse las ropas con él.
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