jueves, 12 de julio de 2018

JOSEFINA Y UN CUARTO
Relato
Elaborado para participar en la actividad de julio 2018 de Literautas


En una casita de un barrio de clase media, sobre una típica calle de viviendas de uno y dos pisos, con  andenes cuarteados que los vecinos disimulan con puertas y ventanas bien pintadas y macetas de bellas flores en los antepechos de estas últimas, vive Josefina, mujer que tiene que levantar cinco hijos que le dejó su esposo al morir.  Ellos se llaman Alejandra, Emilio, Irene, Ofelia y Urbano.  Josefina se defiende elaborando comestibles y le ayudan con las ventas los dos mayores y, de lejos, le colabora su mamá, otra Josefina, señora bastante robusta que mueve con dificultad todo ese cuerpo – le dicen Josefina y media.  Esta se consuela viendo engrosar también poco a poco a su hija, a quien ya le dicen Josefina y un cuarto.

Para ordenar su cocina, Josefina, que es muy metódica, empezó a utilizar unos tarros de cuarto de galón de pintura que se consiguió sin uso y, aunque luego agregó otros del mismo tamaño que originalmente contenían leche en polvo o algún otro alimento, a todos les dice los cuartos.  En unos guarda pequeños utensilios de cocina, en otros, confites; tiene uno secretamente habilitado como alcancía, sin ranura, para mejor ocultación; otro lo usa para lápices, en otros siembra plantas…  Los mantiene muy limpios y organizados, en concordancia con el orden de toda la casa; ha pintado unos de colores vivos, ha forrado otros con papeles policromos…  Se pone muy contenta cuando le llevan un tarro; “este cuartico me va a servir para guardar los moldecitos de cortar galletas”.

El día de la madre, sus hijos le regalaron cuatro recipientes de cristal muy transparente con tapa metálica roscada bien pulida “para que salga de todas esas latas”.  Ella les dio otro uso:   Uno para el cirio con que alumbra una imagen sagrada, así no lo apagan las corrientes de aire, y los demás en unas oquedades de la pared de su habitación que fueron abiertas para iluminación natural;  acostados ajustaron preciso; no entran bichos, no circula aire frío y no se pierde la luz.  Es que la construcción era originalmente muy oscura y, sin presupuesto para abrir una ventana, hicieron estas perforaciones “mientras tanto” para toda la vida.

Un día necesitaba dinero para comprar zapatos a uno de los niños.  Le pidió a la hija mayor, Alejandra, alcanzarle el cuarto decorado con florecitas amarillas.  “Mamá, alargué la mano a la tabla de los cuartos, tomé el de la alcancía, lo destapé y… ¡El cuarto estaba vacío!”  ¿Por qué lo abriste? ¿Por qué sabías que guardaba plata ahí?  La chica se ruborizó; alguna vez había visto a la mamá destapándolo y guardando un dinero allí.  Pero ¿qué pasó?  ¿Quién pudo ser?  Josefina hizo una extensa indagatoria a todos los hijos y a una muchacha que le ayudaba. Todos negaron haber sacado cualquier billete, desconocían la ‘alcancía’, pero se mostraban muy turbados.  “¡Ningún permiso de salida por todo el mes! ¡No pueden meter la mano al cuarto de los confites!  ¡No pueden mirar televisión!”

Al día siguiente, la buscó Irene, toda misteriosa, y le dijo en voz baja “mami, apuesto a que esa fue la plata que encontró Urbanito”.  El niño de tres años, un día que la mamá bajó los ‘cuartos’ para limpiar la cocina, cogió unos de ellos en un descuido, para jugar; eso lo vio Irene y al rato  le quitó los tarros y los tapó.  Dedujeron juntas que el niño destapó la alcancía de alguna manera y metió la plata en un carrito, porque unos dos días después sus cuatro hermanos le descubrieron el dinero en el juguete, no se intrigaron por el origen del mismo y decidieron comprar un regalo para celebrarle a mamá su fiesta; hasta les sobró para helados y quedaron todos muy felices.

Josefina apenas alcanzó a disimular unas lágrimas, regañó “sin querer queriendo” a Urbanito por jugar con los objetos de la casa y les dijo a todos que había tenido la mejor celebración de día de madres de toda su vida, que nunca la olvidaría. 



Carlos Jaime Noreña
ocurr-cj.blogspot.com
cjnorena@gmail.com

2 comentarios:

  1. Hola. Me ha parecido algo así como un precioso cuento de Navidad. Me ha encantado como has usado la frase obligatoria de Literautas, el sentido tan original de la palabra cuarto.
    Me ha gustado muchísimo leerte.
    Saludos

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  2. Muchas gracias, María Luisa. Se ve que eres una persona muy sensible.

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