jueves, 6 de septiembre de 2018

SI PUDIERA HACERLO COMO QUIERO
Relato
I would prefer not to.

Herman Melville, Bartleby el escribiente.


Juan Diego, profesional joven, está muy satisfecho en su nuevo trabajo, donde lleva cuatro semanas.  Está a cargo de la sección de Externalidad, que se relaciona con la atención a los clientes: herramientas de servicio y los espacios en que se les recibe físicamente.  Su jefe, Alexa, bonita mujer, directora de Operaciones, le solicita un informe de realizaciones del mes, como es costumbre en la empresa.  Elabora Juan Diego un informe práctico y conciso, donde se refiere a: una mejora de procedimiento que implantó; cantidades de clientes y de reclamos; consumos de suministros; un breve viaje que le tocó realizar, y concluye con algunas sugerencias.

Alexa lo llama a su oficina y lo hace sentir como un escolar desaplicado por ese informe “tan simple y escueto”; le exige que lo refiera exclusiva y exhaustivamente a los indicadores adoptados en los protocolos de planeación y desarrollo de la compañía (una cantidad inconmensurable e incomprensible…), que son ‘los que sirven de guía para mantenerse bajo las normas ISO y para preparar la próxima certificación’; que eso de las mejoras, viajes y sugerencias no tiene peso frente a las pautas de recertificación.

–¡Ah! Y nada de cuatro paginitas; un informe jugoso, de siquiera veinticinco.

No lo quisiera, pero le toca cancelar una salida que tenía con sus amigos para esa noche y pasársela de claro en claro estudiando los indicadores de la empresa y planeando como va a calcular los que corresponden a su sección. 

Dos meses después, con base en un minucioso estudio del funcionamiento de la zona de atención a clientes, elabora Juan Diego una propuesta para ampliarla y redistribuirla, con inclusión de equipos informáticos, le hace un cuidadoso presupuesto y plan de implementación y la presenta al comité del departamento.  No disimula Alexa una sonrisita irónica cuando le dice, delante de todos, que el proyecto está muy cojo, que le falta mucho, que ese manojo de ocho páginas lo va a devolver la gerencia hasta sin mirarlo.  Le recorre un frío de pies a cabeza y contesta que entonces lo retira (diciéndose para sus adentros que va a renunciar y buscarse otro empleo).

–¡No señor!  Usted lo va a reelaborar hasta que le dé cuerpo y lo podamos presentar para aprobación, le dice, lanzándole una mirada que es más de admiración que de reproche; él no la alcanza a detectar y se retira turbado.

Samanta se entera y lo busca…

–No te dejes asustar de Alexa; ella posa de muy exigente, pero es por pura inseguridad; cuando le replican, cede.  Te recomiendo que vuelvas a ella y le digas, muy seguro de ti, que tu propuesta es fruto del conocimiento de tu sección y está bien sustentada.  Verás cómo cambia.

Juan Diego le agradece con una sonrisa que ilumina su rostro varonil; ella le devuelve otra sonrisa, coqueta, y un guiño malicioso.  Se aleja triunfante porque por fin se ha acercado a este muchacho que tanto le gusta, se ha atrevido a hablarle y ha sentido empatía de su parte.  Él se encamina hacia su jefe, aunque no lo quisiera hacer.

Lo recibe su jefe muy amable, casi cariñosa; él se siente desarmado pero acopia fuerzas para mostrarse tan seguro y contundente como le recomendaron.  Después de la diatriba, ella le dice que le disculpe lo dicho antes, que la propuesta es muy buena y por eso le pidió rehacerla, para, precisamente, convertirla en algo más parecido a un proyecto.

–Mire, mi querido, hay que configurarla con protocolo de proyecto para que sea acogida.  El hábito no hace al monje, pero el monje tiene que vestirse de hábito.  Vaya a la dra. Lucila, la directora de Planeación; ella le da las pautas.

Ahora J. D. sale respirando descansado, está muy agradecido con Samanta y no se le quita la imagen de Alexa de la mente.

El encuentro con la dra. Lucila es decepcionante; queda Juan Diego con esta pesadilla despierto:  Definición, naturaleza, antecedentes, objetivos, propósitos, metas, marco conceptual, resultados esperados, beneficios, población beneficiada, metodología…  Y, lo más grave, las ocho páginas se tienen que multiplicar ¡hasta cuatrocientas!  Porque el proyecto se le debe presentar a la Financiera del Desarrollo y tiene que impresionar por su tamaño.  Él recuerda que le interpeló:

–¿Por qué la Financiera del Desarrollo?  Este es un proyecto de una empresa privada.

–Tenemos buenos nexos en el ministerio.  En la ‘naturaleza’ hay que destacar su carácter social, porque aporta al bienestar de los clientes que se acercan a la empresa, al atenderlos con más comodidad y en menor tiempo y, en ‘población beneficiada’, hay que mostrar la cifra de solicitantes mensuales y destacar que pertenecen a estratos sociales medios y bajos.

Aterrado, regresa al día siguiente a donde la dra. Lucila a decirle que no sabe cómo definir todo eso…

–Vaya a Margarita, ella tiene los modelos; ella le ayuda a elaborar todos esos numerales del proyecto.  No se asuste, verá que va a ser muy fácil.

…Con eso lo despacha.  Él preferiría no hacerlo, pero va.  La Margarita lo recibe recelosa, pero cambia casi inmediatamente de actitud al contemplar esa ‘estampa de hombre’.

–No te preocupes, le hacemos juntos y nos va a quedar muy bueno.

–Bien, dime entonces qué puede ser la tal definición, si el título ya define el proyecto.  

–¿Cómo se te ocurre?  El título no es sino un título; a quien quiera que vaya a leer el proyecto hay que definirle claramente de qué se trata.  Mira, ¿qué te parece ‘El proyecto actual propende por la ampliación, redistribución y modernización informática de las salas de recepcionamiento de usuarios de la compañía Producciones Siglo 21 en su acostumbrado lugar de concurrencia y con mejor feeling’?  Da en el blanco, ¿no?

–¡No!  Empecemos con que la palabra ‘recepcionamiento’ no es castiza y feeling es un vocablo inglés.

–Son términos técnicos, te vas a ir acostumbrando.

Salió corriendo… No aguantaba más…

Cuando se le asentaron todos los pelitos erizados y volvió Juan Diego a donde Margarita, tuvo nuevos tragos amargos con la naturaleza, objetivos, propósitos, razón de ser… Cada uno se repetía en los otros, pero para cada cual ella esgrimía una justificación, apoyada en extraños sofismas.

–Es que los objetivos son más precisos, en cambio los propósitos dejan traslucir lo intencional; mira: ‘Objetivo: redistribución y modernización informática de las salas de recepcionamiento de usuarios de la compañía Producciones Siglo 21 sin traslado del lugar de concurrencia y con mejoramiento de la percepción del usuario’ - ‘Propósito: causar a los usuarios de la compañía Producciones Siglo 21 una mejor identificación con la misma al ofrecerles unas salas de recepcionamiento redistribuidas, modernizadas e informatizadas’.  ¿Ves la diferencia?
  
–¡Horror de los horrores!  No solo son idénticos, sino también iguales a la definición; es más, veo que también coinciden con la naturaleza sugerida por la dra. Lucila y, por supuesto, con el título.  ¿En eso se la pasan ustedes, en la repetición de la repetidera, con eso justifican su salario?

–No seas malito, Juan Diego; otra ya te habría lanzado un zapato a la cara, pero a un papacito tan lindo no se le puede hacer eso.

Más disgusto le dio el piropo y salió hacia su oficina tan turbado que no pudo trabajar más en todo el día.

Comentándolo con sus amigos, al son de las cervezas nocturnas, estos disfrutaban más de los lances femeninos que de los galimatías laborales.  “Déjate llevar”, le decían.  Se iba a la cama con el dilema de capitular o hacerse notar; no le veía valor alguno a las propuestas de Margarita, mas no encontraba una vía para imponerse.  En sus sueños defendía su proyecto ante un comité de evaluación, compuesto íntegramente por mujeres, que le hacían más preguntas sobre sus gustos, sobre su ropa interior, sobre su experiencia sexual, que sobre el proyecto.  Despertaba excitado y sudoroso y le costaba reanudar el sueño.

En fin, regresó a primera hora a donde Alexa a pedir auxilio y ¡qué recibimiento!  Más amable aun que la última vez, le dijo que le iba a pedir a Margarita escribir toda la literatura del caso, para que él solo se encargara de los pasajes puramente técnicos.

–Verás el ‘lujo’ de proyecto que vamos a presentar.  Con la calidad de tu propuesta y los adornos que le sabe poner esa chica, van a quedar convencidos en la financiera y nos lo van a aprobar sin ningún reparo.

…y empezó a indagarle por su equipo de fútbol favorito (“¡huy! Vas a tener que hilar delgado con el gerente, que es hincha del otro equipo de la ciudad”), por su familia y poco a poco fue entrando al campo de la música, el cine y otras aficiones.  Terminaron conversando animadamente toda la mañana, aplazando ella todos los compromisos de la agenda. 

Las revisiones y pruebas, lápiz rojo en mano, de lo elaborado por Margarita más algunos detalles que aportaron de otras secciones fueron motivo de varias interesantes charlas con Alexa, que despertaron celos de aquella (y de Samanta) e intriga entre todas las secretarias y auxiliares.  En Juan Diego también se despertaron algunas cosillas, como el entusiasmo por verla, el interés por saber más de su vida, el angustioso deseo de conocer si estaba enamorada, comprometida con alguien; pero poco después se ahuyentaron sus dudas cuando ella comenzó a aceptarle invitaciones a salir, primero a “cafecito”, después a comer, a espectáculos, a bailar, y se dieron los primeros besos y vino la fascinación y el enamoramiento y la identificación en todo y la exclusividad y la locura y la irresponsabilidad compartida…

Los chismes corrieron por toda la empresa; Samanta se enfureció y se puso a planear un desquite.  Al día siguiente echó a rodar el rumor de que Juan Diego había dormido con ella; le puso nombre al sitio de encuentro y dio algunos detalles que hacían muy creíble el cuento; Margarita, también defraudada, le llevó la especie a la propia jefe Alexa y salió con ese gozo que produce el causar mal a quien nos ha dado un motivo; todas empezaron a comentar el caso y a elaborar las más diversas conjeturas sobre el desenlace, que siempre era desfavorable al muchacho, desde un agrio desplante de Alexa hasta una expulsión de la empresa.

Entre tanto, llegó la noticia de la aprobación del proyecto, con la asignación del total del monto solicitado, y fue un motivo más de celebración íntima por Alexa y Juan Diego.  Al brindis llegó él con la noticia de un nuevo proyecto que estaba planeando.

–Genial, Juandi, pero lo podremos discutir en la oficina, no en este momento.

–No…. Yo quiero que sea ya, porque es el proyecto de mi vida.  Te voy a decir el objetivo: ‘consolidar una pareja’; el propósito: ‘alcanzar la felicidad juntos’; los beneficios: ‘enriquecer nuestras vidas’; los resultados esperados: ‘amor por cien años’.  El resto del proyecto lo podemos construir juntos, pero sin Lucila ni Margarita; es exclusivo de nosotros.

–¿Y qué hacemos con Samanta, querido?”

El derrumbe del ‘nuevo proyecto’ de Juan Diego lo dejó muy amargado, pues Alexa se negaba a creer en su inocencia y, aunque no le dio calabazas, sí le planteó las cosas como para seguir sólo con algunos encuentros agradables cuando estuviera en ‘vacaciones’ de aquella.  Esto le producía aun más disgusto, pues él no veía a Alexa como una ‘suplente’.  Pero la oportunidad del desquite de todas las chismosas se le presentó inesperadamente cuando el propio gerente general terció en el asunto; llamó a Juan Diego y Samanta a su oficina y los conminó a decir la verdad; cada uno se afirmaba en lo suyo; entonces les dijo que uno de los dos se tendría que ir de la empresa.

–Samanta, ¿tu, quién piensas que se debe ir?

–Por supuesto que Juan Diego, pues se ha aprovechado de mi.

–Ahora, Juan Diego, ¿tu piensas que debe ser así?

–Preferiría no decir nada.  Me voy.  No tengo manera de probar que ella miente.  

–Asunto resuelto; Samanta, recoge tus cosas y vienes mañana por tu liquidación; personas de tu baja moral no le hacen bien a la empresa.  Juan Diego, tienes toda mi confianza.

Preferiría no relatar cómo se compuso la relación de Juan Diego y Alexa, qué maravillosas cosas hicieron juntos y con qué cola de muchos metros se quedó la Margarita.


Carlos Jaime Noreña
Ocurr-cj.blogspot.com
cjnorena@gmail.com

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